DANIEL BRüHL, EL ACTOR QUE NO PASA DE MODA: "COMO KARL LAGERFELD, EN MI CARRERA PREFIERO SER MáS PRêT-à-PORTER QUE ALTA COSTURA"

En 'Balenciaga', Alberto San Juan capturó la esencia y el alma reprimida del diseñador de Guetaria en dos escenas inolvidables: la timidez y el rechazo a la exposición pública de Cristóbal Balenciaga a través de una cortina que lo aislaba de sus propios desfiles, y los miedos que atenazaban su orientación sexual por medio de un llanto cohibido, un lamento casi animal, en mitad de una morgue. Ahora, seis meses después de la deslumbrante serie dirigida por Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga, Daniel Brühl replica ese retrato humano y terrenal que se esconde detrás de los mitos de la moda en 'Becoming Karl Lagerfeld', serie francesa disponible al completo en el catálogo de Disney+ donde el actor hispano alemán de joyas como 'Salvador (Puig Antich)' (Manuel Huerga, 2006), 'Malditos bastardos' (Quentin Tarantino, 2009) o 'Rush' (Ron Howard, 2013), experimenta su enésima metamorfosis en la piel del kaiser de la moda durante sus primeros pasos como diseñador.

Poliglota de nacimiento, con el alma y el corazón entre su Barcelona natal y el Berlín que catapultó su carrera hace ya 21 años con aquella inolvidable mentira postcomunista convertida en oda maternal en 'Good Bye, Lenin!' (Wolfgang Becker, 2003), Daniel Brühl ha transitado el camino de los actores más versátiles de su generación que le ha llevado a comprometerse con el cine más indie, a enfundarse el traje de villano en Marvel y a triunfar en Netflix con 'El alienista', la serie de intriga perfecta para los fans del misterio en Netflix.

Dos décadas después de interpretar guiones en castellano, alemán, francés e inglés, un camaleónico Daniel Brühl, desbordante de carisma e irreconocible en su última transformación física, encarna el enigma vital de Karl Lagerfeld en una serie que respira más melodrama que moda al anteponer la rivalidad profesional y romántica con Yves Saint Laurent a la disección del oficio artesanal del diseñador de moda que impregnaba 'Balenciaga'. Dos secuencias, la de un hierático baile hostigado por los remordimientos y la culpabilidad con una melódica versión de 'Take On Me' de A-ha sonando como telón de fondo musical, y la de la ingesta de un pastelito que Karl Lagerfeld recibe como regalo de cumpleaños de manos de su madre y que él mismo convierte en un atracón lleno de ansiedad, rabia y desazón, elevan la actuación de Daniel Brühl a la de una fotografía intimista y llena de contradicciones que él mismo define de forma certera durante el mejor diálogo de la serie:

"Yo me escondo todos los días. No tengo este cuerpo, ni tengo esta talla. Tampoco tengo 35 años. Pero es lo que le muestro al mundo porque es lo que el mundo quiere ver. Si les mostrara la realidad, pasarían de mí olímpicamente."

Fotogramas habla con Daniel Brühl sobre el icono Lagerfeld, Marlene Dietrich, inspiraciones taurinas, el Prêt-à-porter audiovisual y la fama y la gloria de un actor que busca la verdad máxima.

Si Karl Lagerfeld se inspiraba en Marlene Dietrich, ¿qué figura ha inspirado a Daniel Brühl para interpretar al mítico Kaiser alemán de la moda?

Una de ellas es Alessandro Sartori, diseñador de Zegna, al que conocí hace ya 20 años y del que soy muy amigo. Vino incluso a una fiesta que organicé para celebrar mi 30 cumpleaños en Berlín. Y de eso hace ya muchísimo tiempo. Es quizás el único diseñador de moda importante que he conocido en mi vida. Antes, podía llegar a pensar que la moda era algo superficial y ridículo, pero descubrí que era una profesión muy sacrificada que requiere muchísima energía, disciplina y creatividad si quieres mantener el nivel como diseñador. A su vez, es un oficio tan poco sano, quizás incluso muchísimo más loco que el del cine o la televisión, que desde que conocí a Alessandro Sartori entiendo un poco más el mundo de la moda y tengo mucho respeto por la gente que está detrás de ella. Él me ha inspirado también para hacer de Karl Lagerfeld.

En tu proceso de documentación para dar vida al personaje, ¿has replicado conscientemente algún gesto característico de Karl Lagerfeld?

Si bien es cierto que no quieres entrar en el mundo de la caricatura o de la copia, sino crear algo propio, también lo es la necesidad de aproximarte al personaje real para sentirte más cerca de él. Yo soy un friki de los idiomas y de los acentos, y quería captar esa manera de hablar tan rápida y un poco staccato que él tenía. Por ejemplo, en las escenas donde hablo en alemán, no pongo mi acento normal, sino el de Hamburgo, porque siempre que escucho ese acento pienso en la alta burguesía, en el dinero, en una cierta elegancia e ironía. Ese acento es el mismo que puse al hablar francés en la serie porque, al tener familia francesa, sonaba un poco más francés que Karl Lagerfeld y lo último que quería era perder su acento alemán de Hamburgo. Y en lo físico, había ciertos movimientos de él que me recordaban a los de un matador. Lo hablé con un íntimo amigo suyo y él me comentó que era buena idea: "Le petit matador", me dijo. Karl Lagerfeld tenía un punto macho y chulo, con su corsé, como queriendo conquistar el mundo, pero, a su vez, también era fino y elegante, con algo femenino, de danza. Los franceses siempre se burlaban de mí cuando antes de cada toma hacía mis pequeños gestos de matador.

¿Cómo era mirarse al espejo enfundado en los diseños de Karl Lagerfeld?

Las primeras pruebas de vestuario fueron un shock. Cuando me puse las botas rojas que se ven en la serie y me vi en el espejo pensé que podía ir al Carnaval de Colonia. "No lo puedo llevar con dignidad", me decía a mí mismo. No me veía como el joven Karl Lagerfeld. Siempre atraviesas ese camino: te sientes bien, seguro de ti mismo, y de repente das un paso atrás. Al final, tu trabajo como actor consiste en seguir trabajando hasta creértelo y encontrar ese momento de verdad.

¿Te has quedado con ganas de llegar a la época más icónica de Karl Lagerfeld? Esa imagen de su pelo blanco recogido en una coleta, luciendo gafas y traje negro mientras sostiene un gato…

Desde el inicio del proyecto, la propuesta siempre fue hacer una serie con dos temporadas. Y es a lo que me he comprometido y lo que he firmado. Me encantaría explorar el camino de Karl Lagerfeld hacia el personaje que él creó de sí mismo en la etapa como director creativo de Chanel, hasta convertirse en ese icono que todos conocemos.

¿Cómo ha sido “conocer” a Marlene Dietrich?

Sunnyi Melles es una actriz increíble. Cuando la vi entrar en el plató, tuve la sensación de estar viendo a Marlene Dietrich en persona. Era mi primer día de rodaje en la serie y estaba tan nervioso que, al final, la situación me ayudó a canalizar esos nervios y sentir lo que vivió Karl Lagerfeld al conocerla en los años 70. Además, como actor alemán, hacer esa escena era una oportunidad enorme. Me emocionó mucho cuando lo leí en el guion.

Si te dieran la oportunidad de encontrarte en persona con otra estrella del cine clásico, ¿quién sería?

Mis grandes héroes, los que me marcaron como actor, fueron Marcello Mastroianni, Jean-Paul Belmondo, Alain Delon, James Dean, Charles Chaplin… La lista sería muy larga.

¿En qué se parece el mundo de la moda a la industria del cine y de las series?

Lo que percibo ahora es que hay mucho interés en las series y en el cine por el mundo de la moda. Primero, porque es un mundo que nos fascina y nos dejamos atrapar por su glamour. Pero también por algo muy básico: cada uno de nosotros se viste cada mañana y decidimos ponernos esta camiseta y no otra porque pensamos que nos favorece más. Todos tenemos cierta vanidad y queremos presentarnos de una determinada manera a nuestro entorno. Y por eso creo que nos interesa ver de dónde vienen ciertos diseños, quién se esconde detrás de ellos y qué momentos clave de la historia de la moda nos han llevado hasta aquí.

En una escena de la serie, preguntan a Karl Lagerfeld si ha ya encontrado la gloria que tanto ansía. Y él responde: “Aún no del todo”. ¿La fama y la ambición son conceptos que te obsesionan como actor?

Por suerte, no. No tanto como a Karl Lagerfeld. Lo que me encanta, lo que realmente me excita, es el trabajo en sí. Sin ir más lejos, en ‘Becoming Karl Lagerfeld’, aunque haya sido de vez en cuando, durante unos pocos segundos, creo que hemos abrazado la verdad máxima. Con Théodore Pellerin, el actor que interpreta a Jacques de Bascher en la serie, hemos rodado secuencias que tenían tanta verdad que yo terminaba llamando a mi mujer para decirle “estoy completamente enamorado de este hombre”. Para mí, el clímax en un rodaje llega cuando te olvidas de todo lo demás y no notas la actuación ni el diálogo, sin ningún tipo pretensión para poder sentir la realidad total. Esos momentos, esos segundos, son la magia por la que yo quiero seguir en este trabajo hasta el final de mi vida.

Cuando la serie plantea el debate que enfrentó al Prêt-à-porter con la alta costura, uno puede reflexionar que, lo que sucedió entonces en el mundo de la moda, está ocurriendo en la industria audiovisual: la producción masiva de series y películas en plataformas de streaming frente a ese romanticismo en torno a la experiencia casi mística y exclusiva en las salas de cine. ¿Cómo vives esta coyuntura?

Mi padre me dijo una vez: "Chico, si quieres contar algo en el cine, lo mejor es que el taxista y el intelectual cinéfilo estén hablando de la película. Eso es lo mejor que puedes conseguir". Y yo opino lo mismo. A lo largo de mi carrera, he intentado hacer cosas que podían atraer a mucha gente muy diferente. En Alemania, por ejemplo, ha habido ocasiones que me han tratado como Pierre Bergé a Karl Lagerfeld: "Bueno, esto es un poco comercial, es un poco Prêt-à-porter", me decían. Yo prefiero ser de vez en cuando más Prêt-à-porter que alta costura, porque quiero llegar a mucha gente contando algo que tenga contenido y que sea interesante, nada demasiado superficial. Si eso es posible, para mí es lo más.

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