RELACIONES DE PAREJA: SEñALES DE QUE TIENES UN AMOR SANO

En las etapas iniciales de una relación, es común ver el mundo a través de unas gafas con cristales de color rosa, pero en ocasiones, estas gafas pueden convertirse en orejeras que nos impiden reconocer que la relación no es tan saludable como debería ser y que, a largo plazo, puede causarnos daño. ¿Cómo podemos distinguir las relaciones sanas de aquellas que limitan nuestro crecimiento y nos privan de nuestra libertad?

En primer lugar, es importante sentirnos cómodos realizando actividades juntos. No debemos permitir que la otra persona imponga siempre sus deseos sobre los nuestros. Es fundamental establecer acuerdos y realizar cosas que ambos deseemos, evitando la dominación de una parte sobre la otra.

Además, es saludable mantener actividades individuales, preservando nuestro propio espacio con nuestras aficiones, amistades y familia, de acuerdo al psicólogo Juan Ignacio Paz Rodríguez.

   

En una relación sana, no sentimos la necesidad de cambiar nuestra personalidad o comportamiento para complacer a la otra persona. Apreciamos y aceptamos a nuestro compañero tal como es, valorando sus cualidades y aceptando también sus defectos. Las opiniones de ambos son igualmente importantes, incluso si difieren entre sí.

Cuando surgen conflictos o desafíos, buscamos soluciones satisfactorias a través del diálogo y la negociación, evitando la imposición, las amenazas o el chantaje emocional. La confianza mutua y la honestidad son pilares fundamentales de la relación. Nos sentimos seguros para hablar de cualquier tema y expresar nuestros sentimientos sin temor a la reacción de la otra persona.

La comunicación es clave, y nos expresamos siempre con respeto, evitando cualquier forma de agresividad o ira. Respetamos los límites establecidos por la otra persona, incluso si no estamos de acuerdo con ellos. En cuanto a la intimidad, las relaciones sexuales deben basarse en el deseo y el consentimiento mutuo, respetando el derecho de decir "no" sin problemas.

Si uno de los dos decide poner fin a la relación, debe poder plantearlo sin miedo, sabiendo que la otra persona respetará esa decisión, aunque le duela o no le guste. No debemos depositar la responsabilidad de nuestra felicidad o la solución de nuestros problemas en la otra persona. Cada uno asume la responsabilidad de su propia vida.

Además, reconocemos y respetamos nuestras diferencias como personas. Valoramos las opiniones e ideas de la otra persona, brindándole apoyo en sus proyectos y decisiones. Reconocemos el derecho de cada individuo a la libertad y a cuidarse a sí mismo. En nuestras relaciones, promovemos la igualdad de género, ejerciendo el poder de manera democrática y evitando cualquier forma de dominación o sumisión.

En conclusión, las relaciones sanas se caracterizan por el respeto mutuo, la comunicación abierta, la confianza, la autonomía individual y la igualdad de género. Reconocer estas señales nos ayuda a construir vínculos afectivos que fomenten nuestro crecimiento personal y nuestro bienestar emocional.

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