La salud dental de los españoles ha mejorado porque hemos aprendido a cuidar nuestra boca. Hoy prácticamente todos sabemos de la necesidad de cepillarnos los dientes al menos dos o tres veces al día, después de cada comida.
Sin embargo, ha sorprendido el aviso de algunos dentistas porque no lo hacemos tan bien como creíamos. Por ejemplo, olvidamos que una buena limpieza incluye limpiar también la lengua. Y que no es bueno correr a cepillarnos en cuanto hemos acabado de comer.
No se trata de no lavárselos. Si no de esperar unos minutos antes de cepillarlos. Algunos odontólogos opinan que, dependiendo de lo que hayas comido, puede ser mejor esperar para evitar dañar el esmalte.
"Hay varias teorías al respecto y depende de lo que comas", aclara la odontóloga Nuria Noguerón, profesora de la Universidad de Barcelona. "Yo recomiendo a mis pacientes que esperen un poco y se enjuaguen la boca con agua antes de cepillárselos para compensar el pH".
Nuestra boca tiene un pH de 7, es decir, neutro. Con la comida hay una subida de la acidez en la boca que reblandece el esmalte. La saliva neutraliza esta acidez y el esmalte vuelve a endurecerse. Pero tarda unos veinte minutos.
Es por ello que se recomienda esperar entre 20 y 30 minutos para cepillarse los dientes después de comer.
El tiempo de espera es especialmente recomendable si la comida tiene muchos azúcares o si comes más de seis veces al día, puesto que tampoco se trata de que te estés limpiando continuamente los dientes.
Por contra, si sigues una dieta variada, tienes un esmalte sano, una dentadura sin muchos espacios entre dientes y te cepillas dos o tres veces al día, no es tan necesario que estés pendiente de cuánto esperas.
La pasta dentífrica no es imprescindible. Está bien que la uses, pero aplica poca. Su función es más la de dejarnos un buen aliento en la boca.
Sin embargo abusar de la cantidad de pasta de dientes que depositas en el cepillo puede ser perjudicial. La espuma que se genera te impedirá ver bien por dónde pasas el cepillo, haciendo que tu higiene no sea tan completa.
El equivalente al tamaño de un guisante es suficiente cantidad de pasta de dientes para cepillarte. Y hay que evitar la pasta blanqueante, que en realidad te puede perjudicar.
Tampoco hay que abusar de los colutorios o enjuegues. "Los enjuagues bucales proporcionan una sensación de aliento fresco muy agradable, sin embargo, no son necesarios", explica la odontóloga.
Además, algunos contienen mucho alcohol, lo que reseca la boca. Los que tienen clorhexidina sí los recomiendan los dentistas puesto que se ha comprobado su eficacia para el tratamiento de la gingivitis. Sin embargo, no es conveniente usarlo si no padeces este problema, ya que tiñe los dientes con un uso prolongado.
Es mejor que en general no los uses de forma habitual como parte de la higiene bucal. Será el odontólogo el que te recomiende un colutorio si considera que hay que tratar algún problema específico.
"Lo verdaderamente importante es el cepillado", explica Nuria Noguerón. Hemos de tener un cepillo de dientes de calidad. Es decir, mejor de farmacia o de una marca de confianza.
Sobre si ha de ser un cepillo de dientes eléctrico, hay pros y contras. Es verdad que son más eficaces para sacar la placa, pero su cabezal es más pequeño y has de pasar diente por diente. Hay que estar más atento y tardas más.
Lo esencial para un buen cepillado de dientes es:
Conviene incluir a diario alimentos crudos, especialmente zanahoria, apio o manzana. Su masticación contribuye a reforzar las encías y a limpiar la boca.
Las vitaminas más importantes son:
Los minerales necesarios para mantener los dientes sanos:
Un refresco al día no tiene por qué afectar a tus dientes. Pero sí ocurrirá si son tu bebida habitual, pues el azúcar y los ácidos del refresco producen caries.
Tampoco los refrescos sin azúcar se libran, puesto que aunque no tienen azúcar, sí afectan los ácidos. Contribuyen al desgaste de tu esmalte, como el ácido cítrico o el carbónico, que es el que produce el gas.
Cuando comes alimentos ácidos el pH de tu boca baja y entonces los dientes se exponen más a la erosión de los ácidos. Ocurre con el zumo de naranja o el de limón.
No hay que cepillarse justo después de tomar un zumo pq lo que hacemos es extender el ácido por los dientes. Espera 30 minutos, enjuaga con agua y entonces, cepíllate los dientes.
Además, los alimentos ácidos generan un ambiente en la boca que favorece el crecimiento de las bacterias que causan la caries. Para las personas a las que los ácidos les producen más desgaste dental no les conviene tomar zumos. En todo caso, con pajita que no tiene tanto contacto con el diente.
Procura no excederte con el picoteo si quieres cuidar tu boca. El motivo para no picar entre horas es que los alimentos que ingieres en las comidas causan menos daño, porque se segrega más saliva, lo que proporciona un mayor lavado de la boca.
Por eso también es mejor comer los dulces al final de la comida, cuando ya has segregado mucha saliva y compensarás mucho mejor el efecto del azúcar que si te tomas un dulce o un helado de manera aislada.
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